“Nuestro país posee más de 100 años de experiencia en obras subterráneas, debido principalmente a la industria minera. Por ejemplo, con más de 3.000 kilómetros de túneles, El Teniente se presenta como la mina subterránea más grande del mundo. Este camino recorrido ha permitido que Chile sea receptor de tecnologías, métodos y suministros innovadores para la industria minera y tunelera, con el fin de mejorar la productividad y la seguridad de los trabajadores. A partir de ahí, otras áreas de las obras subterráneas se han visto beneficiadas, como túneles para centrales hidroeléctricas y para carreteras. Así, el conocimiento y el know-how acerca del espacio subterráneo llegó a distintas ramas industriales y de obras públicas, culminando con una construcción totalmente subterránea de las líneas de Metro durante mediados de los años 90, al tomar el desafío de construir en las distintas depositaciones del Mapocho”, señala Giorgio Piaggio, Presidente del Comité de Túneles y Espacios Subterráneos de Chile.
“Esto ha permitido que al día de hoy, Metro de Santiago desarrolle dos líneas nuevas en paralelo (Líneas 3 y 6) sumando más de 37 kilómetros de túneles y 28 estaciones, y que pronto tengamos uno de los túneles carreteros de mayores dimensiones en Latinoamérica, el túnel Kennedy, con 200 m2 de sección transversal”, indica el experto.
Sin embargo, señala Piaggio, el camino no ha sido fácil. Aprender a controlar el comportamiento geológico de la cordillera y de nuestro suelo ha sido un proceso de prueba y error, en donde la investigación, la innovación y la iniciativa de mandantes, proveedores y consultores trabajando en conjunto han permitido alcanzar el éxito y el reconocimiento internacional de nuestra industria. En este sentido, mención especial debe hacerse al excelente desempeño sísmico de nuestras obras subterráneas durante el terremoto de febrero de 2010, explica.
“Con el impulso de la mecanización dentro del área de la construcción en general y en la minería en particular, el desarrollo de equipos y maquinarias programables y controladas a distancia ha permitido una mejora en la tasa de avance de la excavación de túneles. Asimismo, cada vez más se evita que operarios y trabajadores estén expuestos a los riesgos típicos en túneles, como caída de rocas y otros fenómenos similares. El compromiso de la industria siempre ha sido y será, llegar al cero daño y propiciar las mejores condiciones para evitar accidentes”, dice el Presidente del Comité de Túneles y Espacios Subterráneos de Chile.
La mecanización ha traído consigo también la introducción de las Tunnel Boring Machine (TBM) a proyectos de túneles, comenzando con el túnel de conducción de aguas Río Blanco para El Teniente a inicios de los ’90. Tuvieron que pasar más de 15 años para que este tipo de máquinas nuevamente tuvieran una oportunidad, esta vez para la central hidroeléctrica Chacayes de Pacific Hydro y para un túnel de exploración en Los Bronces para Anglo American. Hoy, principalmente por el impulso de la industria energética, cuatro TBM están excavando en la cordillera, una en el proyecto Los Cóndores de Enel y tres en el proyecto Alto Maipo de AES-Gener. Se estima que la demanda por TBM seguirá creciendo, viéndolas excavar en los próximos años para proyectos de minería e infraestructura. Según Piaggio, es necesario también hacer una mención especial a la excavación de un túnel submarino con una micro TBM para la nueva planta desalinizadora de Minera Escondida, proyecto que demuestra la versatilidad de este método y sus resultados.
“Por el lado de la ingeniería, Chile es fuerte en mecánica de rocas y geotecnia, con especialistas de clase mundial que han formado a generaciones de ingenieros y han desarrollado criterios de diseño, métodos de análisis y modelos numéricos para prácticamente cada escenario que se ha presentado en la excavación de obras subterráneas. Sin embargo, el desafío continúa en singularidades de gran riesgo, como el caso de explosiones de roca debido a estados de esfuerzos in situ desfavorables. En este campo la investigación continúa, con aporte de proveedores de elementos de fortificación y soporte, así como de la academia”, declara la autoridad.
Por lo anteriormente expuesto, dice Piaggio, se desprende que Chile es apto para recibir nuevos desafíos subterráneos debido a la experiencia de nuestros constructores y el conocimiento de los consultores. Algunos de estos desafíos para los próximos años son los pasos binacionales entre Chile y Argentina, excavación mecaniza para las líneas de Metro y túneles submarinos para mejorar conectividad en zonas extremas, así como mejoras en las prácticas contractuales y en el pronóstico de las condiciones geológicas que marcan el contexto general de cada proyecto de túneles.
“Deseamos que la industria de túneles siga creciendo e influyendo en el desarrollo del país, al proveer un espacio válido para la solución de los requerimientos mineros, energéticos y de infraestructura”, concluye el Presidente del Comité de Túneles y Espacios Subterráneos de Chile.
Fuente: http://www.emb.cl/construccion/noticia.mvc?nid=20170417w11